Cuando un día decidimos pasar a la acción y buscar ayuda terapéutica, estamos dando un paso que es una señal clara de que queremos resolver un problema, o bien hacer algo por mejorar nuestra vida. Pero este impulso de ponernos en manos de un profesional puede resultar una frustración si acudimos al terapeuta con la expectativa de que será suficiente con asistir a las sesiones únicamente. Y de algún modo es normal que así sea, al fin y al cabo cuando asisto, por ejemplo, al fisioterapeuta espero que él haga su trabajo sin que yo tenga que hacer mucho más.
Sería bonito ir a la sesión y que el terapeuta operase nuestra alma como si de un cirujano se tratara, pero la psicología no alcanzó todavía ese nivel de desarrollo. El psicoterapéuta funciona de un modo más parecido a una muleta, que es muy útil para caminar cuando estamos cojos; pero somos nosotros quienes debemos de cogerla, encajarla en el brazo y aprender a usarla.

Entonces, ¿qué podemos hacer para aprovechar mejor nuestro ciclo terapéutico?
En primer lugar no quedarnos contemplando la muleta con la fe de que un día nos levantará y nos hará caminar. A partir de ahí una buena práctica sería la de respondernos con concreción a las siguientes preguntas: ¿Qué es lo que quiero obtener de la sesión de hoy? ¿Cómo lo voy a conseguir? Y después de la sesión responderme a: ¿Qué ha pasado finalmente?
Este ejercicio nos colocará de por sí en una posición de mayor responsabilidad, acortará sensiblemente el proceso terapéutico y hará que sintamos la satisfacción de haber aprovechado la sesión haciéndonos un poco más dueños de lo que hemos conseguido.
Otra de las sanas costumbres que podemos aplicar es la de sacar a pasear y practicar alguno de esos aprendizajes que siempre extraemos en las sesiones. Está claro que la sesión es el lugar privilegiado para estas pruebas, pero podemos también hacer de las relaciones cotidianas un lugar de experimentación y aprendizaje.
«La enseñanza de la Gestalt es que no hay reglas, sólo toma de conciencia. Atención y espontaneidad, o mejor aún: percatarse y naturalidad»
Paco Peñarrubia
En Gestalt se pone el foco especialmente en el campo relacional porque ahí es donde se manifiesta lo que somos. En la relación con los demás influímos y somos influídos. Así es como integramos los aprendizajes que en la sesión de terapia vimos de un modo, digamos, quirúrgico. Y así es cómo podemos complementar y aumentar el valor de nuestra sesión de terapia.